En momentos de incertidumbre se vuelve sumamente importante aprender a ser flexibles. Se trata de soltar la expectativa de que las cosas sucedan exactamente como yo quiero y abrirnos a la posibilidad de pueda haber otra manera de lograrlo. Es no aferrarnos a la forma y enfocarnos en la esencia.
3 herramientas para ser más resiliente
Todos enfrentamos crisis en diferentes momentos de nuestra vida, algunas veces son etapas relativamente fáciles de superar, pero en otras ocasiones estas experiencias son un parteaguas para nosotros. Superar una crisis requiere mucho trabajo personal y en general nos lleva a cuestionar lo que hacemos o lo que somos. Reconstruirnos después de la crisis dependerá de nuestra capacidad de resiliencia, es esta habilidad la que nos permitirá convertir esos momentos de ruptura en oportunidades de crecimiento y transformación. Con esto en mente hoy te quiero compartir 3 herramientas que te ayudarán a fortalecer tu resiliencia.
Cuando el sobre análisis se vuelve inacción
En lo personal reconozco que tengo una tendencia a pensar demasiado las cosas, en general sé que esto me sucede cuando no tengo suficiente información, siento que hay demasiadas cosas fuera de mi control o cuando mi yo perfeccionista aparece y quiere resultados impecables. Manejar la incertidumbre es un tema con el que aun trabajo, tengo una tendencia a quedarme quieta… pensando. Al final el sobre análisis y la necesidad de tomar la decisión correcta me impiden pasar a la acción.
Mudarse de tu zona de confort
Una mudanza es un proceso de cambio, que, como cualquier otro, puede ser difícil de afrontar, aun cuando haya sido nuestra decisión. Cuando se inicia un cambio aquello que estaba en orden y tenía un lugar definido, se pone de cabeza y deja entrar el caos que trae consigo la transformación. Aquello con lo que nos sentíamos cómodos deja de ser lo que era y nos obliga a movernos en la incertidumbre
¿Qué piensas sobre el cambio? El poder de tus creencias
Todos tenemos creencias que se han formulado desde nuestro núcleo familiar, nuestro entorno y nuestra experiencia; muchas de las cuales llevamos de manera inconsciente. Algunas de ellas nos ayudan a afrontar nuestro día a día, mientras otras nos limitan o nos hacen evitar ciertas oportunidades.
Cuando el cambio no fue tu decisión
Hacer cambios es complejo, aun cuando tu mismo has decidido comenzar nuevos hábitos o transformar tu día a día, es muy posible que te encuentres con cierta resistencia. Esto puede ser aun más intenso cuando el cambio se da por situaciones externas y no por una decisión personal.
El cambio también es pérdida
Cada vez que decidimos iniciar un cambio o el entorno nos obliga a hacer un cambio, siempre nos dicen que debemos centrarnos en lo nuevo y no en el pasado, pero esto no siempre nos ayuda a afrontar el cambio de una mejor manera ni a vencer nuestra resistencia al mismo. La razón es muy simple: todos los cambios implican una pérdida.
Salir de tu zona de confort. El beneficio de sentirse incómodo
Nuestra zona de confort, nos puede mantener a salvo y proveernos de lo que necesitamos por un momento, pero si permanecemos demasiado tiempo en ella nos perdemos de la maravilla de vivir. Sentirse incómodo es un buen indicador de crecimiento, pues nos hace saber que necesitamos adquirir un nuevo conocimiento o una nueva habilidad.
Lo natural del miedo
Hacer cosas nuevas da miedo. Intentar algo nuevo, emprender un reto o cambiar un hábito crea incertidumbre pues modifica la forma en que nuestra mente o nuestro cuerpo está acostumbrado a trabajar. Sin embargo, pensar el cambio como algo intrínsecamente natural nos hace también entender el miedo como un elemento que es parte del crecimiento y del aprendizaje.