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El mito de la productividad 24/7

¿Te a pasado que hay días en los que en verdad no hay manera en que logres acabar nada? Seguramente sí, son esos días en que te sientas frente a la computadora en el trabajo, con una lista de tareas enorme a un lado, diciéndote que tienes que terminar todo para hoy. Pero cuando menos te das cuenta, ya te distrajiste en las redes sociales, o de repente tuviste una extraña necesidad de levantarte por agua, y después te encontraste a alguien en el pasillo y te sentiste obligado a conversar un poco, y la lista de pretextos para no comenzar se extiende durante horas y por más que lo intentas tu mente se niega a enfocarse y trabajar, y al final del día te sientes exhausto y si haber logrado absolutamente nada de lo que tenías planeado. Creo que todos hemos tenido un día así, de esos en que nuestra mente pide sólo no pensar en nada.

Desgraciadamente para el ritmo de vida del mundo en que vivimos un día como esos es un desastre. Nos hace sentir culpables, inadecuados y sobre todo que algo anda muy mal con nosotros. Nos hemos acostumbrado a creer que para ser una persona responsable tenemos que ser productivos 24/7, no sólo en el trabajo, también en casa con nuestras familias, todos nuestros días deben estar llenos de actividades para ser una persona exitosa. Solemos celebrar y admirar a las personas que siempre están ocupadas y para nada es bien visto alguien que simplemente está haciendo nada. Sin embargo, la idea de que podemos ser productivos todos los días de la semana todo el tiempo, es un mito, ni nuestra mente, ni nuestro cuerpo están diseñados para sostener esos niveles de actividad. Esta creencia es la que genera el mayor número de enfermedades por estrés y lleva a mas de una persona a sufrir el fenómeno del “Burn out”, es decir, estar tan exhausto física y mentalmente que literalmente ya no pueden más.

Contrario a lo que solemos creer nuestra mente y nuestro cuerpo no funcionan de forma lineal, sino en ciclos, y esos ciclos incluyen un periodo de descanso necesario, y no me refiero sólo a dormir, sino de darle a nuestra mente y cuerpo la posibilidad de detenerse, repararse y asimilar la información sin la necesidad de producir nada. Estos ciclos tienen un ritmo propio, lo que significa que hay momentos en que nos sentimos más o menos llenos de energía, y otros momentos en que nos sentimos mas o menos creativos, también hay tiempos en que necesitamos ir más hacia dentro y estar sólo con nosotros. Cabe decir que ninguna de las etapas es mejor o peor, al contrario, todas se complementan entre sí y son igualmente necesarias.

Uno de los grandes problemas de creencia de la constante productividad y de ignorar la existencia de tu rimo interno es que nos hace crear escenarios en los que creemos que podemos terminar veinte cosas en un día, y es posible que a veces logremos forzarnos a hacerlo, pero tendremos un costo muy alto por ello en el largo plazo. Sabemos que las exigencias laborales no están diseñadas para respetar esos tiempos de espera y en los que necesitamos ir hacia el interior, sin embargo, ignorar por completo la existencia de ese ciclo personal y sobre todo de las necesidades que este implica en cada momento, puede tener costos muy altos en términos de salud y de la calidad de los resultados.

Estos ritmos internos pueden ser muy diferentes para cada persona e incluso cambiar a lo largo del mes, pero conocerlos nos da una herramienta muy importante porque nos ayuda a trabajar a favor de nuestro cuerpo y nuestra mente y no en contra. La mejor forma de entender mejor este aspecto de nosotros mismos es la autobservación y hacer un ejercicio consciente de autoconocimiento. Para ello puedes empezar con llevar un registro de tus niveles de energía y de creatividad al mes, intenta documentar al menos unos tres meses de forma que puedas tener algunas pistas para identificar el patrón. También puedes hacer el ejercicio con tu día a día ¿A que hora te sientes más activo y con ganas de terminar cosas? ¿A que hora te llegan mejor las ideas? ¿A que hora tu mente te pide un descanso? Toda esta información podrás usarla para planear no sólo de una forma más productiva sino más eficiente, porque te permitirá ajustar, en la medida de lo posible, tus actividades a ese ritmo interno y sacar mejor provecho de cada una de las facetas del ciclo.

Gracias por leerme, hasta la siguiente semana.