La semana pasada logré sacar las últimas cajas de la mudanza (¡Al fin!), una parte de mi no lograba descansar sabiendo que aun había cosas empacadas. Estos últimos meses han tenido mi mente muy ocupada, con cosas productivas, y otras no tanto, la sensación de confusión y caos ha estado a la orden del día y sin duda he tenido momentos en los que ya no quiero pensar más. Cuando me siento así, procuro recordar el consejo de mi madre “Empieza por ordenar tu espacio”, ya lo dice Mari Kondo en su libro la Magia del orden, cuando ordenamos lo exterior abrimos la puerta para ocuparnos de nuestro espacio interior. Sin embargo, dar ese brinco a trabajar en el caos interno no siempre es fácil. Si también estás lidiando con una mente sin pies ni cabeza, hoy te comparto 5 formas para traer el orden (Y la paz) de regreso.
Confronta el caos
Admitir que nos sentimos agobiados, que no sabemos que hacer o que tenemos demasiada confusión parece ir en contra de esa visión de personas maduras en control de su vida que nos suelen vender como adultez. Sin embargo, todos pasamos por ello en algún momento de nuestras vidas, en mayor o menor grado, estás crisis pueden representar grandes oportunidades de cambio. Aunque en un principio no lo parezca así, afrontarlas es la mejor manera de comenzar a procesarlas, sanarlas y crecer a partir de ello.
Empieza poco a poco
No hay nada peor que pretender que todo regrese a su lugar de un día para otro. Los procesos llevan tiempo y desmenuzar el caos mental no es una tarea menor. Por ello lo más recomendable es ir poco a poco, con pequeños pasos que te ayuden a sentirte mejor. Cómo en una mudanza tienes que darte tiempo para manejar las cosas, para sentir lo que haya que sentir, limpiar y desempolvar las cosas, para desechar lo que haya que desechar, y guardar lo que quieres conservar. Es entonces que puedes preparar el nuevo espacio, imaginar los cambios, y finalmente poner todo en su nuevo lugar, aunque te tome más tiempo del que creías.
Escribe, escribe, escribe
A veces cuando tenemos demasiadas cosas en la cabeza, nos cuesta trabajo procesarlas al mismo tiempo, en esos momentos la mejor estrategia que he encontrado para sacar todo de mi mente es escribir. Plasmarlo todo en papel, me ayuda a mantener la paz mental y sobre todo, me da mucha más perspectiva. No se trata de escribir un ensayo académico sobre lo que te preocupa, si no de tener un espacio para dejar salir todos los pensamientos. La idea es escribir libremente lo que está pasando por tu mente, lo que sientes en ese momento, las partes de tu historia personal que están vinculadas a esta nueva experiencia, y todo aquello que esté ocupando espacio en tu cabeza. No te preocupes demasiado de si tiene buena ortografía, o una buena redacción, lo importante es dejarte fluir hasta que sientas que es suficiente. Cuando leas lo que has escrito te darás cuenta de muchos aspectos que probablemente no estabas logrando ver. Si lo tuyo no es escribir también puedes hacer el ejercicio grabándote con notas de voz.
Medita
El objetivo de la meditación es aprender a calmar la mente, y es una herramienta accesible para todos. Meditar no tiene por qué ser algo complicado, simplemente puedes sentarte en un cojín o recostarte en tu cama, respirar profundo y concentrar toda tu atención sólo en el aire que entra y sale de tus fosas nasales. La idea es acallar el bullicio que nos acompaña todo el tiempo en la cabeza con una idea tras otra. Si al intentarlo los pensamientos te distraen demasiado también puedes intentar con una meditación guiada, puedes encontrar infinidad de audios en internet, prueba algunos y observa el que te hace sentir mejor. Darte momentos de silencio mental, no sólo te ayudará a manejar el estrés, si no que te dará un respiro cuando te sientes agobiada y renovará tus fuerzas para procesar lo que necesites.
Deja fluir la creatividad
Para mi la mejor manera de disminuir la confusión y el agobio es pintar, tener las manos ocupadas evita que mis pensamientos sigan dándole vueltas a las cosas que me preocupan y me ayuda a sentirme más tranquila. Es posible que lo tuyo no sea la pintura, pero sin duda hay algo dónde puedes dejar fluir tu creatividad. Puedes intentar bailar un rato en tu cuarto con tu música favorita, retomar un cuaderno de dibujo, hacer fotografía e incluso cocinar. Lo importante es que te sientas capaz de dejarte ir en la actividad.
Pide ayuda
A lo mejor todo lo que necesitas para ahuyentar la confusión es tomar un café con un buen amigo, o tal vez sea necesario llamar a un terapeuta profesional. Lo importante es que si sientes que no puedes resolverlo por tu cuenta busques el apoyo que necesitas y alces la voz para pedir ayuda. A veces esta es la parte que más trabajo nos cuesta, no nos gusta sentirnos vulnerables, ni admitir que no podemos solos. Nuestro ego puede ser muy engañoso, pero considera que, si no nos permitimos que alguien nos ayude, no estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de cuidar de nosotros mismos, y no estamos dejando que los nuestros nos amen lo suficiente. Estoy segura de que tú estarías ahí para aquellos que quieres, pedir ayuda les permite a ellos estar ahí para ti.
Sentir confusión o que no sabes que sucede en tu mente y tu vida, no tiene por qué convertirse en un agobio permanente. A veces hay que ser pacientes con nosotros mismos y tomarnos el tiempo para detenernos y cuidarnos.
Gracias por leerme, hasta la próxima semana.