Antes de terminar la carrera comencé a trabajar en un proyecto con centros comunitarios, mi labor, entre otras cosas, era capacitar a las maestras de los centros en el modelo educativo de la asociación civil que coordinaba el programa. Recuerdo con mucha claridad la primera capacitación formal que di en uno de los centros porque resultó ser muy relevante para mí. Comenzamos sentándonos alrededor de una mesa y después de la debida introducción empezamos a revisar los principios teóricos del modelo. Recuerdo cuanto me sorprendió el rápido movimiento de plumas sobre el cuaderno en cuanto comencé a hablar. Con cada palabra los apuntes avanzaban y pronto caí en cuenta de la gran responsabilidad que eso implicaba, pues al estar frente a ellas cada una de mis palabras era tomada como una verdad. Ser consciente de ello ha hecho que en cada momento en que tengo la oportunidad de estar frente a un grupo sea muy cuidadosa en los mensajes que transmito y los aprendizajes que promuevo, pues asumo como una gran responsabilidad las implicaciones de ser quien en ese momento está liderando un proceso.
Hoy en día está muy en boga promover el liderazgo, es muy común que encontremos muchas invitaciones a ser líderes, pero pocas veces hablamos la responsabilidad que ello implica, y es justamente por esas implicaciones que muchas personas no quieren asumir un liderazgo. Ser responsable significa ser capaz de responder por el resultado de nuestras acciones. Cuando te encuentras en una posición de liderazgo esa responsabilidad involucra tanto el resultado del proyecto como lo que suceda con el equipo en general. El buen o mal desempeño depende en gran medida de la capacidad de líder de acompañar al equipo y trazar la ruta hacia la meta en común. Sin embargo, esto no significa que sólo si tienes todas las respuestas puedes ser líder, por el contrario, implica poder responder por lo que sabes, pero también por lo que no sabes. Ser honesto respecto a tus capacidades y tus debilidades permite que el equipo ajuste sus expectativas y facilita la colaboración.
Convocar a una conversación, invitar a una acción, desarrollar un proyecto cualquier actividad puede necesitar de un líder. Sin embargo, cuando se asume un liderazgo es importante tomar en cuenta la responsabilidad que incluye, ser consciente de que las decisiones que se toman y las acciones que se realicen tendrán un resultado y un impacto tanto en el proyecto como en el equipo. Por lo que, lo que se comunica, se decide y se hace, tiene que tomar en cuenta el bienestar del equipo y la meta en común por igual. De forma tal que se pueda responder por los resultados y estos sean lo mejores posibles. Hoy en día tenemos muchos ejemplos de liderazgos públicos que no tienen en cuenta estás implicaciones y los resultados han sido desastrosos para muchas personas.
Ser líder no es sólo asumir una posición de poder, es ser capaz de responder tanto por los resultados como ante las personas. Citando a José Saramago en su libro Ensayo sobre la ceguera “Es la responsabilidad del que ve, cuando otros no ven” sabiendo que en otro momento ese líder le tocará ser quien no vea y necesite ser guiado.
Gracias por leerme, hasta la próxima semana