Seguramente la conoces, esa voz interior que siempre tiene mucho que decir cuando todo va bien. Aquella que susurra cosas cómo “Es demasiado bueno” “Seguro fue por suerte” “No eres tan bueno como el de al lado” “Seguro no se dieron cuenta de que eres un fraude” “En realidad no sabes tanto”. Esa charla mental de nuestro saboteador interno puede mostrarse en muchas formas y en momentos distintos, pero tiene una habilidad especial para hablar cuando todo parece ir sobre ruedas, lo interesante es que sus palabras nacen no sólo de las inseguridades que podamos tener sino de un miedo muy particular: El miedo al éxito, el miedo a que las cosas salgan bien.
Cuando iniciamos un proyecto podemos estar preparados e incluso esperar que algunas cosas no funcionen o que cometamos errores, dependiendo de nuestras habilidades para manejar la frustración podemos tener herramientas para responder cuando las cosas no van por el camino correcto, pero curiosamente no siempre estamos igual de preparados para cuando sucede lo contrario. El miedo a que las cosas funcionen puede ser un aliado muy fuerte del saboteador interno, pues en muchas ocasiones es el miedo al éxito lo que detiene nuestro actuar. Pensar en el panorama dónde todo marcha bien puede resultar demasiado abrumador por lo que decidimos no continuar, dejamos pasar oportunidades o comenzamos a cometer errores que sabemos podríamos evitar.
El miedo al éxito puede ser una forma de autosabotaje que evita que alcances tus objetivos, aun cuando todo se encuentre a tu favor. Para muchos es ese miedo el que les ha impedido lograr metas importantes y los mantiene en un estado de frustración constante, pues una parte de ellos está realmente comprometida con su meta aun cuando la parte dominada por el miedo camine en la dirección contraria.
Cómo todos los miedos éste crece si lo alimentas, si repites una y otra vez las historias que te cuenta se fortalece y termina convirtiendo esas historias en realidad. La mejor forma de lidiar con el saboteador interior es no alimentarlo, para ello es mejor no responder a sus afirmaciones e ignorar sus preguntas. Muchas veces este miedo al éxito está muy vinculado con una falsa modestia, cuando lo escuchas decir “quién soy yo para tener/lograr esto” muy seguramente te esté hablando en esos términos. Sin embargo, cuando no te das la oportunidad de dar lo mejor de ti y alcanzar lo que te propones no ayudas a otros a hacer lo mismo y el mundo pierde mucho talento en consecuencia.
Un factor importante para lidiar con el miedo a que las cosas salgan bien es que tienes que estar muy dispuesto a hacerte responsable de los resultados. Cuando algo no sale de acuerdo con lo planeado es muy fácil caer en el papel de víctima y culpar a las circunstancias, pero si las cosas funcionan no siempre estamos dispuestos a asumir la responsabilidad, aun cuando el resultado sea positivo, pues eso implica que debemos responder ante las acciones posteriores. A veces el origen de este miedo es cómo mantener esos buenos resultados, pues parece ser más fácil nunca alcanzar ningún resultado, que después de alcanzar algo tener que mantenerlo.
Considero que la mejor forma de trabajar con el miedo al éxito es modificar nuestro concepto de éxito. Cuando podemos definirlo en nuestros propios términos y de forma que para cada uno de nosotros tenga sentido, podemos quitarle el exceso de expectativas que socialmente depositamos en la palabra y resignificar lo que es para nosotros alcanzar una meta, de manera que no resulte abrumador pensar en que las cosas resulten como esperamos y por el contrario agregue valor a nuestras vidas y a lo que ofrecemos al mundo.
Lo importante es saber identificar cuando nuestro saboteador interno está haciendo uso de ese miedo para detenernos o limitarnos, de esta forma podemos observar con detenimiento las razones detrás de ese miedo y así decidir nuestro actuar desde otra perspectiva.
Gracias por leerme, hasta la próxima semana