Hace un par de semanas estaba en un restaurante, nada extraordinario sólo un domingo por la tarde sin ganas de cocinar. Ordenamos como de costumbre y como siempre pedimos nuestras bebidas sin popote (¡en serio es un plástico innecesario que sólo contamina!), sin embargo, cuando trajeron las bebidas el terrible popote estaba ya en el vaso. No es la primera vez que nos pasa, pero siempre es muy decepcionante que no escuchen tu petición. En esta ocasión el incidente nos llevó a discutir sobre cuál es el motivo por el que te ignoran cuando pides explícitamente que no te den un popote. Sabemos que algunos lugares tienen procedimientos a seguir que no consideran una petición como esa, pero en la mayoría de los casos el problema es más simple: La comunicación.
Expresar algo no implica que necesariamente aquello que decimos llegué a la otra persona. Los mensajes se distorsionan mucho desde el momento en que los pronunciamos y cuando el otro los escucha no necesariamente lo interpreta cómo nosotros quisiéramos. Lo que tu entiendes y es importante para ti no necesariamente es lo que la otra persona entiende y más aun puede no ser importante para ella.
Comunicarse es un proceso complejo no sólo por lo que implica adquirir un lenguaje, si no porque la comunicación en sí misma pone en juego mucho más que las palabras que pronunciamos. Para interpretar un mensaje utilizamos nuestras creencias, nuestros valores culturales, nuestro contexto e incluso nuestras emociones. Por lo que aquello que decimos no necesariamente significa lo mismo para los otros. El error más común en la comunicación es asumir que el otro entiende la realidad y lo que estás expresando de la misma manera en que tú lo haces.
Esto no implica que tenemos que explicar cada cosa que decimos, pues el lenguaje nos ayuda a tener puntos en común, sin embargo, si requiere que seamos más observadores de la manera en que transmitimos nuestros mensajes para asegurarnos que estos están siendo interpretados como nos gustaría. Comunicarse es una necesidad básica del ser humano, y es en gran medida la que nos permite relacionarnos con otros, el detalle es que nuestra comunicación no siempre es muy efectiva. Esto puede deberse a muchas razones, pero normalmente implica que hay algún tipo de barrera o interferencia en la comunicación que no permite a nuestros mensajes llegar de manera adecuada. Estas barreras pueden ser:
- Físicas o externas: Como estar en un espacio ruidoso, por ejemplo
- Psicológicas o internas: Suceden por nuestros prejuicios, estereotipos, falta de empatía, estar enojados en el momento de la comunicación, etc.
- Semánticas: Cuando no compartimos el mismo código o estamos interpretándolos de manera diferente
Para superarlas se requiere ser más conscientes de la forma en que nos comunicamos, no asumir que el otro comparte lo que sabemos o es importante para nosotros, y sobre todo, tener una escucha activa que te permita entender la forma en que el otro está interpretando tu mensaje y saber así cuando es necesario clarificar o explicar con mayor profundidad. En el caso del popote, cuando nos tomamos el tiempo de explicar el porqué de nuestra petición y nuestro deseo de no generar basura innecesaria, normalmente obtenemos una respuesta más empática y en consecuencia la persona toma más en serio nuestra solicitud.
¿Has observado que tan eficiente es tu comunicación?
Gracias por leerme, hasta la próxima semana