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El siguiente paso: La construcción de ciudadanía.

Históricamente el sismo de 1985 en la Ciudad de México representó un parteaguas para la sociedad civil organizada. Desde entonces se construyó un movimiento de personas preocupadas y ocupadas por cambiar el país. Se considera que a es a partir del terremoto del 85 que la sociedad civil Mexicana descubrió su capacidad de generar cambios más allá de lo que el gobierno podía hacer. Mi papá siempre contará con orgullo el haber podido ver a personas de todas las clases sociales en esas filas humanas que movían escombros para salvar vidas durante las labores de rescate. Se entendió entonces que la población era también corresponsable de generar los cambios necesarios para resolver los problemas sociales y surgió así un movimiento importante de asociaciones civiles que comenzaron a trabajar por esas transformaciones.

DL_El_Siguiente_Paso_La_Construccion_De_Ciudadania_1Durante el sismo del pasado 19 de Septiembre revivimos esa memoria colectiva de una sociedad civil participativa y dispuesta a tomar las riendas de la situación sin necesidad de esperar a que un gobierno central respondiera. Una población sin distinciones, con la valentía de saberse empoderada y con la capacidad de hacer algo por un bien común. Sin embargo, conforme los días han pasado, después del desbordamiento de ayuda y el subsecuente regreso a la “normalidad” ha surgido la pregunta obligada ¿Y ahora qué sigue? ¿Cómo se evita regresar a la pasividad? para mí la respuesta está en la construcción de ciudadanía.

Sin duda a partir de lo acontecido han surgido ya nuevos grupos con propósitos muy definidos, contamos ya con agrupaciones que buscan dar observancia y transparencia a la reconstrucción, otras que se han constituido ya como grupos de apoyo, comedores comunitarios, organizaciones vecinales, etc. Lo acontecido nos permitió mirarnos a los ojos, conocer a los vecinos, reconocernos como parte de una ciudad viva y vivirla como nuestra. De eso se trata la ciudadanía, no sólo de obtener una identificación cuando alcanzas la mayoría de edad oficial o de salir a votar cada vez que hay elecciones. Sino de las acciones con las que nos responsabilizamos de lo que sucede a nuestro alrededor.

Contrario a lo que se cree, la ciudadanía no se otorga, se construye y se aprende. No surge cuando obtenemos un número de elector, sino con las acciones que nos hacen corresponsables de la realidad en la que vivimos. Se trata de un aprendizaje que se refuerza con aquello que hacemos y decidimos todos los días. Cuando un niño aprende a cuidar su casa, su banqueta, el árbol de la esquina, a vivir el espacio público como propio, aprende ciudadanía. Participar en acciones voluntarias u organizarse para atender las necesidades de la colonia son formas de construir ciudadanía.

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Te haces responsable de aquello que consideras que te pertenece. Sigamos haciendo que la ciudad nos pertenezca, que nuestro ambiente sea nuestro, pues la construcción de un entorno mejor es responsabilidad de aquellos que vivimos en él. Somos partícipes de las cosas buenas que suceden, así como de las malas. Somos responsables de lo que sucede ya sea por lo que hacemos o por lo que dejamos de hacer. Transformémonos en ciudadanos conscientes de nuestro rol como coparticipes de lo que acontece, caminemos en la construcción de un entorno y un mundo del que podamos sentirnos orgullosos. Cada uno de nosotros podemos hacer algo y vale la pena poner esa pieza que nos corresponde para convertir el lugar en el que vivimos en un algo mejor y por qué no de ser mejores nosotros mismos.

Mi papá siempre me recuerda “Solos somos como una gota de agua de en mar, pero juntos somos como un maremoto”.

Gracias por leerme, te invito a no dejar de sumar a la construcción de un mundo mejor.

Hasta la próxima semana 🙂