Vivimos en un mundo que nos dice que tenemos que estar en constante acción, que nos llena de mensajes diciendo que la productividad 24/7 es la mejor manera de utilizar nuestro tiempo, pero ¿Qué tan cierto es eso? ¿Estamos realmente diseñados para mantener ese ritmo? ¿Qué hay de malo en tomarse un momento para parar?
¿En qué inviertes tu energía?
Desde el inicio del confinamiento entramos en una carrera aparente para demostrar quién podía hacer más, quien tomaba más cursos, quien aprendía más habilidades, quien leía más libros, quien hacía más ejercicio… La ilusión de la disponibilidad de tiempo nos empujó a muchos a buscar cómo ocupar nuestros días. Siempre enfatizo que hay una gran diferencia entre usar el tiempo con intención y estar ocupados. Es muy distinto llenar nuestros días con muchas cosas que hacer, a invertir nuestra energía y tiempo en aquello que vale la pena ser hecho. Por ello es importante detenernos a preguntarnos ¿en qué estamos invirtiendo nuestro tiempo y energía?, no desde una visión de mantenernos ocupados, sino bajo la lupa de saber a dónde nos está llevando eso que estamos haciendo.
3 estrategias para atreverse a decir que no
Para muchos uno de los retos mas grandes que hemos tenido en las últimas semanas ha sido poder equilibrar nuestra vida laboral y nuestra vida personal en el mismo espacio. Muchos se han enfrentado a los mensajes de trabajo a deshoras y las exigencias de respuestas 24/7. La semana pasada te compartía en el Facebook live algunos mitos del equilibrio entre estas dos esferas de tu vida. Dentro de la conversación hablamos de la importancia de aprender a poner límites y a decir que no, por ello esta semana quiero compartir un poco más sobre el tema.
El mito de la productividad 24/7
Contrario a lo que solemos creer nuestra mente y nuestro cuerpo no funcionan de forma lineal, sino en ciclos, y esos ciclos incluyen un periodo de descanso necesario, y no me refiero sólo a dormir, sino de darle a nuestra mente y cuerpo la posibilidad de detenerse, repararse y asimilar la información sin la necesidad de producir nada.
Gestionar el tiempo no es igual a ser productivo
Cuando mantenemos la idea de administrar el tiempo sólo por ser eficientes, perdemos de vista que no se trata sólo de llenar tu día de actividades que te hagan productivo, o de vivir contando los minutos y los segundos, sino de llenar tus días de sentido y propósito.
¿Cuál es tu rutina ideal?
Tu rutina es una herramienta para articular las distintas áreas de tu vida y priorizar el tiempo que dedicas a cada cosa. No se trata de ser un robot esclavo del reloj, si no de darte la oportunidad de usar tu tiempo con intención.
La percepción del tiempo
El tiempo no es bueno, ni malo, es un recurso que todos tenemos por igual, el uso que hacemos de él cambia conforme cambia nuestra percepción.
Tiempo controlado y tiempo no controlado
Una buena administración del tiempo tiene muy clara la diferencia entre el tiempo controlado y el tiempo no controlado, de forma que no termines gestionando tus vacaciones como gestionarías una semana trabajo. Administrar el tiempo debe ayudarte mejorar tu calidad de vida, es una herramienta de autogestión que te ayuda a llevar una organización para facilitarte las cosas y no tiene porqué convertirse en una traba para disfrutar de los momentos que quieres dedicar a ti mismo.
¿Por qué gestionar el tiempo? Usar el tiempo con propósito
La gestión del tiempo se trata principalmente de prioridades, si partimos de que tenemos un tiempo finito, y que sólo contamos con 24 horas al día, tendríamos que asegurarnos que las actividades a las que se lo dedicamos sean valiosas y generen propósito para nosotros.