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No decidir, también es decidir

Hace poco estaba en un restaurante y mientras esperaba mi orden me llamó la atención la discusión de la mesa de a un lado. En ella estaban sentadas dos niñas de 8 y 10 años aproximadamente y su papá. El tema era que una de las niñas estaba protestando porque el sabor de su malteada no era el que ella quería. Por la respuesta de su papá al parecer la niña se había negado antes a decidir que quería por lo que el él le había pedido la misma malteada que a su hermana y ahora ella insistía que quería una de otro sabor. El asunto no tuvo arreglo y la niña se quedó descontenta. Esta anécdota me recordó las muchas ocasiones que nos sucede lo mismo, nos negamos a expresar lo que necesitamos ya sea por pena, por decidía o por no generar incomodidad, dejamos que otra persona decida por nosotros y al final terminamos tomando una malteada del sabor que no queríamos.

DL_No_Decidir_También_Es_Decidir_2No decidir también es una forma de decidir, el no tomar un papel activo en una decisión que nos involucra no significa que la decisión no vaya a ser tomada. Las circunstancias, otras personas o el simple devenir de las cosas terminará por elegir, aunque nosotros no lo hagamos de forma activa. Al no expresar lo que necesitamos, lo que nos gustaría que sucediera o nuestra preferencia sobre un asunto, cedemos nuestro poder sobre esa situación y quedamos a expensas de que algo más elija por nosotros. Por ejemplo, cuantas veces no sucede que se convoca a un grupo de vecinos para escoger el color de la pintura de la fachada y sólo unos pocos asisten y dan su voto. Cuando la fachada está pintada resulta que a la mitad del condominio no le gustó el color elegido. Cuando no nos presentamos a decidir, perdemos a la oportunidad de ser parte de la decisión y por consiguiente el resultado puede no ser el que nosotros deseamos.

Toda decisión implica una responsabilidad, es decir, ser capaces de responder ante los resultados y las consecuencias de dicha decisión. Así mismo, las decisiones llevan consigo un costo de oportunidad, esto es el costo de no obtener aquello que no elegimos. No decidir nos da la falsa idea de que nos libramos de ambas partes, tanto de la responsabilidad como del costo de oportunidad, sin embargo, estos siguen siendo válidos aun cuando no hayamos sido nosotros los que hemos decidido activamente, pues de todas formas tendremos que asumir las consecuencias de lo que suceda y habremos perdido la oportunidad de elegir por nosotros mismos.

DL_No_Decidir_También_Es_Decidir_1Una de las trampas de no decidir es que nos da el pretexto para asumir una postura de víctima, pues como nosotros no elegimos lo que suceda es en apariencia culpa de otros. Sin embargo, colocarnos en el rol de víctimas, limita nuestra capacidad de construir nuestro propio camino, pues es asumir que el control de nuestra vida está fuera de nosotros y con ello cedemos ante las circunstancias y perdemos la posibilidad de cambiarlas. Es cierto que hay cosas a nuestro alrededor o cosas que suceden que pueden escapar de nuestro control, cómo un temblor, por ejemplo, pero aun así podemos decidir cómo queremos reaccionar ante ello y que tipo de respuesta queremos dar.

La habilidad para tomar decisiones es cómo un músculo, mientras más lo ejercites mejor trabaja. Siempre habrá decisiones que tomar, asumir un rol activo en ello te da la oportunidad de tomar control del camino que construyes y te permite ser intencional respecto a lo que deseas. Sí no lo haces tú alguien o algo lo hará por ti y estarás decidiendo que así suceda.